Vea usted…Cada vez que se da el caso de que un artista es colocado como invitado para abrir el concierto de otro, sobre el cual se hace la convocatoria, (la denominada “contraparte” en nuestro caso), se corre el riesgo de que si este no logra una conexión real con el conglomerado que no ha pagado para irlo a ver a él, sino a la oferta, fácilmente cae en un gancho.
En vez de hacerle un bien se le hacen un mal, a un artista al cual se le procura sustentar y proyectar como atracción en el concierto de otro.
Muchos son los casos en que la gente no le hace caso al que abre como invitado, procurando que salga rápido del escenario, ansiosos todos por ver a la figura estelar.
Cosa diferente cuando eso se hace con una figura de bagaje, que se la juega y sale bien ante los retos que se les ponen por delante, como sucede con Alex Matos, quien es el responsable de abrir los conciertos de Aventura en el re-encuentro en el Teatro United Palace.
Desde que arrancó con su banda de formidables músicos, sus coristas, y haciendo acopio de su repertorio de exitosos temas, y el estilo particular que le caracteriza y le confiere identidad, el público sencillamente se le entregó sin condiciones, y se casó con él sin separación de bienes.
Sencillamente Alex Matos demuestra ahí que es nuestro Caballero de la Salsa, con elegancia, estilo y distinción en lo que hace, y la capacidad de desplegar recursos auténticos, “no de mochila”, para categorizar un género que ya alcanza identidad desde lo dominicano, y que ha generado un movimiento que a partir del apoyo y la apertura en otros mercados pudiera representar un “come back” a los viejos tiempos en que, luego del fenómeno de Las Estrellas de Fania desde New York, el arrebato y proyección desde la plataforma de Puerto Rico, Colombia y Venezuela, la salsa se quedó sin condimento para continuar sazonando el ambiente como en aquella época de gloria y esplendor, trillo por el cual ha transitado también el merengue, aunque algunos no lo quieran admitir.
La salsa viene a resurgir desde aquí, en un mercado no tradicional, bombardeado por parte de nuestra propia gente, y bajo la ojeriza los boricuas, que se creen detentadores de la patente de la género.
Victor Roque lo ha dicho muy claro, que la salsa nuestra tiene en contra el valladar de gente de Puerto Rico, que han pretendido explotar el género como si fuera una franquicia.
Pero siguiendo con Alex Matos, había que ver como el público, que llenó la sala del United Palace en la segunda función de este sábado, cantaba y coreaba cada uno de sus temas, lo cual como se sabe, constituye la mejor evidencia de la pegada y penetración de un artista.
Cuando el que canta pone a la audiencia también a cantar, y la gente se sabe y corea los temas, se logra una simbiosis que genera un campo de gran vitalidad entre las partes, que potencia al artista, pues se trata de un hecho que no necesita demostración, porque es una realidad en sí mismo.
Eso hizo Alex Matos anoche, (e imaginamos que todas las demás noches), cada vez que en la antesala de Aventura sale y se enfrenta al “monstruo”, como le dicen al público de la Quinta Vergara en Chile en el Festival de Viñas del Mar.
Y así lo vemos, porque la gente cuando algo no le gusta lo pone de manifiesto sin remilgos.
Cuando algo no le penetra y lo encandila, la gente “se la hace” ¡hasta al más bonito!. ¡Yo no juego, brother!, dice la gente…
Y qué bueno que Alex Matos, frente al “monstruo”, ¡mata!. Con su voz, sus canciones, y la dinámica que desarrolla en sus presentaciones.
Félix Cabrera, el empresario que le ha dado la entrada al pabellón de los grandes, lo puso de relieve en la noche del pasado viernes en un encuentro con los periodistas en el restaurant South Beach auspiciado por Alex Matos y su manager Amelfis Díaz, poniendo de manifiesto su apoyo al talento de este gran salsero criollo.
Y por supuesto, crédito igual para Romeo y Aventura que acogieron la participación de Alex Matos en su espectáculo, algo de lo que muchos artistas reniegan, a un punto tal, que ni siquiera admiten presentadores en sus actuaciones.
Pero cuando un artista está seguro de sí mismo, de lo que es, y de lo que vale, contrario a esos de los que hablamos, le sirve de soporte a los que luchan para crearse un espacio.
La dimensión de un artista se valora más, cuando asume su parte de contribución social, humana de colaboración y ayuda a los demás, poniendo de relieve que no es un egoísta.
Así que bien por Felix Cabrera, Romeo, Aventura, y Amelfis, la manager, que con tanto acierto posibilitó que Alex Matos, sobresaliera y se destacara junto a ¡los grandes!. Publicado por Joseph Caceres.
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